3º parte:
Continuamos con… COMUNICACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS
En la primera parte de este tema, se dijo que la comunicación es fundamental en el desarrollo de toda persona, y en verdad para que este desarrollo se cumpla ampliamente además de revisar nuestros “CÓMO” y nuestros “QUÉ”, es importante revisar la finalidad última que debieran tener nuestro hacer y nuestro decir, y esto es:
UN OBJETIVO CONSTRUCTIVO
En principio la relación con el hijo, como ya dijimos, es mucho más que estar físicamente cerca, es: VÍNCULO - DIÁLOGO – INFORMACIÓN y si se ayuda a pensar y se fomenta esa comunicación diariamente, sobre cualquier tema, eso ya es: CONSTRUCTIVO.
Ahora, el tema es revisar qué pasa cuando la temática implica un conflicto. Los conflictos de cualquier orden y en cualquier edad, no son en si mismos negativos o positivos, destructivos o constructivos.
No depende de su existencia, sino del modo en que se manejan.
Cuando como padres se quiere ayudar a los hijos a resolver un conflicto con un amigo, o con un compañero, o con un hermano o con un adulto, ¿se reflexiona sobre el objetivo básico, sobre esa finalidad última, sobre si es terminar de cualquier forma con el problema, o si nuestro aporte o guía ayuda a crecer, a aprender, finalmente a construir?
Por ejemplo: NO ES LO MISMO DECIR
…”Sos un egoísta, querés todo para vos, no sabés compartir con tu hermano. El tampoco te va a prestar nunca nada”…
A DECIR
a) …”Qué lindo, me gusta mucho cuando los dos juntos juegan con los juguetes”…
b) b)”El otro día, jugaron juntos, y por lo que vi, la pasaron bastante bien”…
c) …”Bueno, parece que hoy no pueden estar juntos. Otro día podrán”…
En todas estas posturas, se trata de reafirmar lo positivo y constructivo y que lo contrario puede ser una circunstancia y no lo permanente.
Por ejemplo: NO ES LO MISMO DECIR
…”Si te pegó devolvésela, y si podés más fuerte, así aprende”…
A DECIR
a) …”Decíselo a tu “seño” ella los puede ayudar”…
b)…”Preguntale vos a tu compañero, sin más agresión, porqué te pegó”…
c)…”Pensá antes, si vos hiciste o dijiste algo que lo agrediera”…
En estas posturas se señala respectivamente: la importancia de un adulto mediador; la necesidad de firmeza, respeto y autonomía; y finamente la necesidad de evaluarse uno mismo, equiparando a su vez que lo agresivo puede ser tanto lo que se hace como lo que se dice.
Para finalizar, subrayo que los hijos aprenden más y mejor cuando lo que se dice como PADRES coincide como un estilo de vida, con una conducta que los defina como PERSONAS. Así como se dijo que el “Qué decimos” y el “Cómo decimos” si están integrados tienen más fuerza, más llegada; esta llegada se profundiza y se convierte en un verdadero aprendizaje cuando padre y personas también están integrados.
Los hijos miran, saben y sienten sobre sus padres. Esto hace importante revisar si en verdad no sólo se establece diálogo, comunicación y objetivos contractivos con los hijos, sino también con todas las personas, sea, cual sea la situación…
Hasta la próxima y será ya con otro tema…
Lic. Mirta Iennarelli.
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